Fabula del comerciante
Había una vez un ciudadano que vivía al lado de una carretera donde
vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto
no oía la radio, no leía los periódicos, ni veía la televisión.
Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su
mercancía gritando a todo pulmón: “Compren deliciosas albóndigas
calientes”. Y la gente se las compraba.