Los historiadores están de
acuerdo con que hubo una segunda revolución industrial de 1860 a 1914, llamada también
revolución del acero y la electricidad, que sustituyó el hierro por el acero
como material básico para la industria en el campo de la energía, de esta forma
la administración científica de Taylor surgida en esa época cumplió a cabalidad
con esa función, suministrándole herramientas, técnicas