miércoles, 29 de abril de 2015

Los Empleados altamente nocivos

Desde un proceso de contratación a consciencia hasta un programa de training intensivo; quizás hayas hecho todo lo que estaba a tu alcance para encontrar y preparar a los mejores trabajadores para tu compañía. Pero no existe ningún sistema totalmente infalible, y a veces una ‘manzana podrida’ puede colarse en tu equipo.


A todas luces, algunas personas precisan sólo un cambio de dirección para ir por el buen camino, por lo que corregir algunos comportamientos debe ser tu primer paso. Pero en otras ocasiones, los trabajadores pueden ser tan tóxicos que podrían contaminar todo tu espacio laboral, afirma Suzanne Benoit, fundadora de Benoit Consulting Services.
“Puedes tener a alguien que sea muy bueno, pero que hace que otras personas de la oficina se vayan llorando a casa”, explica Benoit. “Si tienes personas que están interfiriendo con el desempeño de otros, entonces debes considerar despedirlas”.

Es una buena idea consultar con un consejero jurídico antes de despedir a alguien por su comportamiento, de tal manera que te resguardes. Pero en la experiencia de Benoit existen tres tipos de empleados que te conviene sacar de tu empresa cuanto antes:

1. El intocable
 
Si alguien se ha hecho a sí mismo “invaluable” o ha construido una relación demasiado próxima a alguien poderoso dentro de la compañía y está usando su posición para fastidiar a otros o recibir un tratamiento preferencial, la situación puede tornarse en dañina para tu compañía. Benoit ha visto situaciones en las que el dueño de la empresa ha renunciado a mucho control y se lo ha otorgado a un asistente o subordinado, al grado de temer despedir a esa persona.

Quizás tu asistente o alguien de tu equipo esté cruzando la línea de su autoridad; o un vendedor novato está dando órdenes en toda la oficina. Si ves este tipo de conducta o sientes que hay una sensación de superioridad en algún empleado es tiempo de investigar la fuente y de ser necesario despedir.

2. El agitador
 
Éste es el tipo de personas que pone a un colega contra otro empleando los chismes, los rumores o las insinuaciones. El agitador puede hallarse en el centro de cualquier drama oficinista, probablemente observando y hasta comiendo unas palomitas. Y al tiempo que los argumentos pudieran parecer sin sentido, esta persona está generando alteraciones repetidas en el espacio de trabajo, lo que disminuye tu productividad y la lealtad de los empleados.

Cuando hay una discordia constante en tu oficina, fíjate en la persona que parece estar orquestándola; posiblemente tratando de actuar como ‘intermediario’ o incluso comentándote varios eventos que ocurren en la oficina con el fin de involucrarte. Después, ten una discusión honesta con esa persona de tus expectativas sobre cómo esperas que se comporte tu equipo. Si eso no funciona, debes despedir.

3. El renegado
 
A pesar del entrenamiento y de la corrección permanente, esta persona sencillamente no sigue las reglas y pone tu compañía en peligro. Ya sea no usando el casco protector en espacios de construcción o tomando decisiones que no están autorizados para tomar, los renegados están determinados a hacer las cosas a su manera.

Este tipo de actitudes pueden terminar en una pérdida de clientes o hasta en amenazas para la seguridad. Y lo peor: cuando otros trabajadores vean que no todos siguen las reglas, podrían generarse más renegados.

Publicado en http://www.soyentrepreneur.com

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