lunes, 2 de mayo de 2016

Publicar software libre cuando se trabaja en la universidad

En el movimiento del software libre sostenemos que los usuarios de ordenadores deben tener la libertad para cambiar y redistribuir el software que usan. El calificativo «free» en la expresión «free software» se refiere a la libertad: los usuarios tienen la libertad para ejecutar, modificar y redistribuir el software. El software libre contribuye al conocimiento humano, al contrario del software privativo. Por tanto, las universidades deben impulsar el software libre por el bien del progreso del saber humano, como así también alentar a los científicos y estudiantes a publicar sus trabajos.

Lamentablemente, muchos administradores de universidades adoptan una actitud egoísta con respecto al software (y a la ciencia); consideran los programas como una posible fuente de ingresos, no como oportunidades para contribuir al conocimiento humano. Los desarrolladores de software libre han estado enfrentándose con esta tendencia durante casi 20 años.

Cuando comencé el desarrollo del sistema operativo GNU en 1984, el primer paso fue renunciar a mi empleo en el MIT, el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Lo hice específicamente para que la oficina de licencias del MIT no pudiera interferir en la publicación de GNU como software libre. Mi plan era publicar los programas de GNU bajo una licencia que asegurara que todas las versiones modificadas siguieran siendo software libre, y a partir de ese enfoque surgió la Licencia Pública General de GNU (GNU GPL). No quería tener que rogarles a los administradores del MIT que me permitieran usarla.

Con el paso del tiempo, algunos afiliados a las universidades se han dirigido a menudo a la Free Software Foundation para solicitar asesoramiento sobre la forma de negociar con los administradores que ven el software sólo como algo para vender. Un buen método, aplicable incluso en proyectos financiados específicamente, consiste en basar su obra en un programa ya existente que haya sido publicado bajo la GPL de GNU. Entonces podrá decir a los administradores: «No estamos autorizados a publicar la versión modificada bajo ninguna otra licencia que no sea la GPL de GNU. Con cualquier otra modalidad estaríamos infringiendo el copyright». Una vez que el símbolo del dólar se desvanece de sus ojos, generalmente consienten en publicar el programa como software libre.

También puede pedir financiamiento al patrocinador de su proyecto. Cuando un grupo de la NYU (Universidad de Nueva York) desarrolló el compilador Ada de GNU, con la financiación de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos de América, el contrato expresaba explícitamente que el código resultante habría de donarse a la Free Software Foundation. Primero elabore un acuerdo con su patrocinador, y luego explique cortésmente a los administradores de la universidad que el acuerdo no está abierto a una nueva negociación. Preferirán tener un contrato para desarrollar software libre antes que no tener nada, así que lo más seguro es que acepten.

Lo haga como lo haga, tendrá que plantear el tema con anticipación, mucho antes de haber llegado a la mitad del desarrollo del programa. En este punto la universidad todavía necesita de usted, por eso puede jugar duro: dígale a los administradores que terminará el programa y que lo hará utilizable siempre y cuando ellos acepten por escrito hacerlo software libre (y acepten también la licencia de software libre que usted elija). De lo contrario usted continuará con el desarrollo del programa únicamente lo suficiente como para escribir un artículo sobre él, pero nunca hará una versión lo suficientemente buena como para ser publicada. Cuando los administradores comprendan que tienen que elegir entre un paquete de software libre que dé prestigio a la universidad o no tener nada, por lo general optarán por la primera alternativa.

En algunos casos la FSF puede persuadir a la universidad para que acepte la Licencia Pública General de GNU, o que acepte la versión 3 de la GPL. Si usted solo no lo logra, cencédanos la oportunidad de ayudarlo. Envíe un correo electrónico a licensing@fsf.org e incluya la palabra «urgent» en la línea del asunto.

No todas las universidades tienen las mismas políticas mezquinas. La política de la Universidad de Texas facilita la publicación como software libre y bajo la GPL de GNU del software que allí se desarrolla. Tanto Univates en Brasil como el instituto internacional de tecnología de la información en Hyderabad, India, adoptan políticas a favor de la publicación de software bajo la licencia GPL. Si primero logra obtener el apoyo del cuerpo docente, podrá establecer ese tipo de políticas en su universidad. Presente el asunto como una cuestión de principio: ¿La universidad tiene la misión de contribuir al progreso del conocimiento humano, o su único propósito es perpetuarse?

Cualquiera sea el enfoque que adopte para persuadir a la universidad, le resultará útil asumir una actitud determinada y desde una perspectiva ética, como hacemos en el movimiento del software libre. Para tratar al público en general de manera ética, el software debe ser libre para todos.

Muchos desarrolladores de software libre alegan razones estrictamente prácticas: son partidarios de permitir que los usuarios compartan y modifiquen el software como recurso para obtener programas más robustos y fiables. Si estos son los valores que le motivan a desarrollar software libre, está bien y es bueno, y agradecemos su contribución. Pero esos valores no le darán una buena base para mantenerte firme cuando los administradores de la universidad hagan presión o intenten convertir el programa en privativo.

Por ejemplo, pueden argumentar: «Podríamos hacerlo incluso más robusto y fiable con todo el dinero que ganaríamos». Esta afirmación puede o no resultar cierta, pero es difícil demostrar su falsedad por adelantado. Quizás sugieran utilizar una licencia que ofrezca copias «gratuitas para uso exclusivamente académico», lo cual sería como decir que el público en general no merece la libertad, y argumentarían que lo hacen para obtener la colaboración de la comunidad académica, que es todo (según ellos) lo que usted necesita.

Si usa solo la conveniencia como argumento, le resultará difícil dar una buena razón para rechazar estas propuestas que conducen a un callejón sin salida, pero puede hacerlo fácilmente basándose con firmeza en valores éticos y políticos. ¿De qué sirve un programa robusto y fiable a expensas de la libertad de los usuarios? ¿No debería la libertad interna de la academia aplicarse también fuera de ese ámbito? Las respuestas son obvias, siempre que sus objetivos incluyan la libertad y el bien de la comunidad. El software libre respeta la libertad de los usuarios, mientras que el software que no es libre la niega.

Nada refuerza tanto su determinación como saber que en este caso la libertad de la comunidad depende de usted.

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